A lo mejor con lo de “sleeper” me estoy pasando, pero estos 5 títulos de los que hablaré a continuación, a pesar de contar con una tibia recepción a nivel de crítica y/o ventas, una campaña de publicidad más bien escasa o una distribución pésima, son juegos que me han proporcionado más entretenimiento que esos llamados “Triple A” que andan en boca de todos y que saturan la web con noticias de rumores, confirmaciones y anuncios de DLC.
¿Puente? ¡Mis cojones! Quizás medio país lo esté a pesar que nuestro presidente Mariano nos amenazó con quitarnos ese símbolo patrio que son los puentes. Pero yo no… Y como estamos a un paso de empezar a leer en los comentarios que estamos muertos y que antes molábamos más, no vamos a cometer la imprudencia de dejaros un lunes sin Mercadillo Ilustre. Ahí van las ofertacas de la semana:
Puddle ha tenido mala suerte. Si Puddle fuera un juego de ésos programado por cuatro tipos en un garaje y de los que aparecen en los happy hour bundles éstos que les gustan a los indiegentes, ahora todo el mundo estaría diciendo “Jo tío, que bueno es el Puddle”, “Es súper original e innovador” y todo aquel que no lo hubiera jugado sería considerado de un status similar a un blogger de gamefilia. Pero Puddle no solo ha sido lanzado por Konami, si no que también ha aparecido para las plataformas de descarga consoleras (PSN y el Bazar de XBox360), algo que muchos no conciben para mucho más que descargar DLC’s del Call of Duty y activar los online pass…
La frase “Culo veo, culo quiero” debería estar escrito en letras de oro en la entrada del departamento de Sony encargado del desarrollo de videojuegos. A pesar de dejar clarito que la Wii era “para otro público” y calificarla de juguete, no dudan en intentar ganar un dinerito a la sombra de su éxito… Primero fue Little Big Planet como plataformero, Modnation Racers como juego de karts chistosos, el Move como plataforma para juegos agitamandos y ahora llega Playstation All Stars Battle Royale para que los sonyers tengan ración de hostias entre mascotas.
Kingdoms of Amalur-Reckoning nos llegó casi sin hacer ruido pero bien respaldado. Los nombres de R.A. Salvatore, artífice de las historias del drow más famoso de los Reinos Olvidados, Todd McFarlane, dibujante creador de un estilo, y Kel Rolston, uno de los máximos responsables de Oblivion, eran suficientes para que mucha gente se sintiera atraída por el juego sin necesidad de una brutal campaña de lanzamiento como nos tienen acostumbrados…
Aunque nuestras madres piensen lo contrario, también se puede aprender algo con los videojuegos. En mi caso, no solo se convirtieron en una primera toma de contacto con el inglés, asignatura que en mi época no se impartía hasta los 12 años, sino que también, gracias a los juegos de Konami para MSX, supe que esas extrañas estatuas cabezonas de la Isla de Pascua se llamaban Moais.
HAMO los final bosses. Para mí, el “monstruo” o “jefe” de cada fase ha sido siempre un motivo para avanzar, para intentar superarme y llegar a ver con que enemigo nos sorprendían los creadores al final de cada pantalla. Cuando era niño, llegar a ver el “último monstruo” de algunos juegos era privilegio pocos: los realmente hábiles con el mando o los que tenían mucho dinero para continuar hasta llegar hasta la última pantalla.
Ni Portal 2, ni Mass Effect 3, ni L.A. Noire, ni Skyrim, ni siquiera Super Mario Galaxy… Si hay un juego que ha triunfado y ha sido aclamado como original y rompedor durante los últimos años ha sido Angry Birds, un juego para teléfonos móviles. Y los señores de Rovio están bien contentos con ello, tanto que no dudan en gritar a los cuatro vientos que sus pajaritos son los nuevos Super Mario…
Reconozco que he sido un apasionado de Star Wars desde pequeño, que he visto la trilogía original decenas de veces y siguen sin cansarme, que vi las películas de la nueva trilogía en la misma semana del estreno y tengo que contener la VISA cada vez que veo juguetitos inspirados en las pelis. He tolerado a Jar Jar Binks, que Darth Vader fuera el creador de C3PO, que Yoda y Chewbacca fueran coleguitas y todos los cambios cutres que se han hecho en las tres películas antiguas y que no las mejoran en absoluto, pero lo que han hecho en Kinect Star Wars ha sobrepasado con creces el límite de mi paciencia:
¡Ay, Catherine! Pocas veces un juego ha levantado tantas pasiones. Ha sido noticia desde que se anunció hasta que se confirmó su llegada a occidente, primeras capturas, traducciones a varios idiomas, los primeros cosplays picantones y, como no, su lanzamiento en nuestro país hace algo más de un mes. Muchas personas, especialmente aquellas que consideran que todo lo japonés es mejor que cualquier otra cosa, estaban ansiosas por probar el último título de Atlus, algunos incluso se dieron de alta en la PSN japonesa para poder acceder a la demo antes que nadie… Y éste es el análisis de una persona al que le importaban tres pimientos todas estas cosas…
¿Eres un coleccionista? ¡Entonces estás de suerte! Hubo un tiempo que las palabras “Edición limitada” o “Edición para coleccionista” significaban un tesoro escaso, un objeto digno de deseo y capaz de levantar a la par envidia y admiración entre tus amigos y/o conocidos… Pero ¡ese tiempo se acabó! Gracias a las maravillas del márketing moderno, si no tienes una edición limitada, ya no eres nadie… ¡Enterate de una vez! Comprar el juego pelado es de casuals.
Último lunes del Marzo Negro y nosotros os seguimos poniendo los dientes largos. Aunque nunca pensé que la iniciativa tendría éxito, por lo visto, la propuesta anti-consumo de Anonymous ha conseguido que las tiendas GAME de el Reino Unido lo estén pasando bastante mal… Seguro que no tardaremos en ver gente acampada delante de los GAME españoles a la espera de unas hipotéticas ofertas de liquidación. Pero mientras, las ofertas de esta semana:
Ahora que estoy jugando a Catherine, aunque no tengan mucho en común más allá de los cubos, no he podido evitar acordarme de Q*Bert. Todo el mundo recuerda y ha jugado alguna que otra partida a clásicos como Donkey Kong, Pac-Man o Space Invaders, pero Q*Bert, a pesar de tener en su época un éxito similar a esos arcades, parece haber sido relegado a un segundo plano de la memoria colectiva.