No son pocos los que han visto la reedición de los Tois de Bollicao como una más de las señales del Apocalipsis que apuntan hacia la destrucción del Mundo el año que viene. Sin embargo, a mí me ha recordado uno de los más delirantes videojuegos que pude disfrutar en mi MSX. Estoy hablando de Toi Acid Game.
Si hay un juego que me tenía hypeado hace un tiempo ese era Scribblenauts. La originalidad de su planteamiento y las múltiples posibilidades a la hora de resolver puzzles me tenían fascinado. Por supuesto, y como pasa con demasiada frecuencia, el juego salió a la venta con un nefasto sistema de control debido a las prisas de Warner Bros. Games para publicarlo. Ese mal control jodió la experiencia y Scribblenauts no tuvo el éxito al que parecía estar destinado.
Supongo que a nadie le sorprenderá si digo que llevo meses boicoteando El Píxel Ilustre desde dentro. Estoy hasta la polla de Andresito fardando de iPhone y que entre él y Kirkis se repartan todos los juegos buenos que nos envían (que son muchos más de los que dicen) y dejen la morralla para el resto de los redactores. Por eso, llevo tiempo escribiendo artículos, o bien absolutamente de relleno, o con la intención de llenar el blog de Trolls y Fanboys, me meto con Sonyers y XBoxers para que vengan aquí a insultarse, analizo juegos de mierda y, cuando el juego es decente, lo analizo a la «manual de instrucciones» y meto fotos guarrillas para que muchos no podáis visitar un simple blog de videojuegos desde el curro (lo que tendríais que hacer es trabajar y menos internet, vagos). Pero, por si esto no fuera poco, he decidido dar un paso más. Mirad lo que he comprado…
Durante el camino del analista de videojuegos es fácil encontrar alguna sorpresa de vez en cuando, tanto para bien, descubriendo un diamante en bruto en un juego de escasa repercusión, como por lo contrario, encontrándonos un juego mediocre tras meses de hype y publicidad. Sin embargo, hay veces que nos metemos en algunos fregados de forma totalmente innecesaria; juegos que se juegan y se analizan a pesar de conocer de antemano que estamos delante una mierda como un piano de cola. Para ellos, acabo de inventarme la categoría “Análisis C2C”, porque si no es Con 2 Cojones no hay forma de agarrarlo por ningún sitio, y mira que en el juego con el que empezaremos, se supone que hay «donde agarrar»
Recuperamos una vieja parida sección de Andresito para daros una idea para el fin de semana. Esta vez cocinaremos un Sandbox. Pero no se trata de un Sandbox cualquiera, sino de un Sandbox a la Rockstar. Una exquisitez, vamos…
Los miembros del sector coprófago de El Píxel Ilustre llevábamos tiempo esperando el simulador de masajes para WiiWare desarrollado por Microforum. La verdad, había perdido la esperanza de ver su lanzamiento en tierras europeas pero ¡albricias! Enjoy your massage! estará disponible desde el próximo 12 de Noviembre en la tienda virtual de la sobremesa de Nintendo, posiblemente el peor sistema de descargas online de la presente generación pero los Nintenderos somos así y se lo consentimos. Como somos gente de palabra, podeis estar seguros de que la semana que viene publicaré un análisis concienzudo de un juego que promete ser de lo peor que he jugado desde Naughty Bear o Stop Stress: A Day of Fury.
Si hay un género que se ha estancado a la velocidad del relámpago es el género de los juegos musicales. Han sido suficientes 5 añitos desde aquel primer y revolucionario Guitar Hero para tenernos totalmente hastiados de guitarritas de juguete, además del resto de cachivaches que han ido apareciendo progresivamente. Sin embargo, tanto Rock Band como Power Gig apuestan por los instrumentos más o menos reales para mantener vivo el género. ¿Lo están haciendo bien o están metiendo la pata hasta el fondo?
Me declaro amante de la saga Castlevania desde que probé Vampire Killer para MSX2. Por eso, esperaba con ganas (y con cierto resquemor) esta última entrega: Lords of Shadow. Albergaba la esperanza de que fuera el Castlevania en 3D definitivo y ¿que me he encontrado? Un refrito de otros juegos bajo el nombre de Castlevania. Sin embargo, me he divertido como el enano que era cuando jugaba a Vampire Killer con él.
Cuando tenía 9 o 10 años y me viciaba como un poseso con mi Sony MSX (aún no había descubierto las maravillas del onanismo), quizá la última de mis preocupaciones era si esos cuadritos animados, que luego supe que se llamaban píxeles, eran Arte o no eran Arte. Y, la verdad, sigue sin preocuparme a día de hoy. Sin embargo, hoy me he levantado con ganas de trolleo y con necesidad de provocar una interminable ristra de comentarios, así que, a continuación, mi opinión sobre si los videojuegos son arte y/o cultura.
Año 1.983
El mundo de los videojuegos está en su punto más alto: aproximadamente el 25% de los hogares estadounidenses cuentan con una consola de videojuegos. Muchas son las empresas que se apuntan al carro de los videojuegos provocando un aluvión de sistemas diferentes: Atari 2600, Atari 5200, Colecovision, Magnavox Odyssey, Mattel Intellvision, Vectrex y otros sistemas menos recordados.
Paint pawa!
Siguiendo con su dinámica de casualizar todos los productos que tocan los sistemas de Nintendo, acabamos de enterarnos que en la version para Nintendo 3DS de Street Fighter IV, no solo podremos asignar las técnicas especiales a cuatro botones de la pantalla táctil, sino que lo podremos cambiar a uno solo de «Win Now!» con el que resultaremos inmediatamente vencedores del combate. Capcom está trabajando actualmente en las animaciones para provocar la muerte instantánea del rival al utilizar este extra, tales como atropellos, bombardeos, estampidas de elefantes o infartos, argumentando que no hay que aburrir al jugador con palizas innecesarias que solo agotan el tiempo y la paciencia del jugador casual. Que les aproveche.
En los comentarios de esta entrada sobre los cachivaches de plástico para Move hice esta arriesgada afirmación:
Mira que la única cosa buena que se me ocurre del Kinect es que por lo menos no saldrán estas polladas a la venta.
Me equivocaba. Tras el salto, el primer «accesorio» para Kinect y una prueba más que la imbecilidad humana es infinita:
Una de las pocas cosas positivas que nos ha otorgado conectar las consolas a Internet es tener acceso a demos gratuitas de un buen puñado de juegos. Gracias a ellas podemos probar los juegos antes de pasar por caja y hacernos una idea de si se ajusta a lo que esperábamos o no. La idea es buena, cojonuda, pero normalmente se quedan a medias: ni resultan especialmente divertidas y rara vez nos influirán en la decisión de adquirir o no un juego. Entonces… ¿se ajustan las demos a lo que esperamos de ellas?