Me gustó bastante Metro 2033 (aquí análisis de Andresito) por la sencilla razón de que los FPS pasilleros con buena ambientación, un poco de terror y monstruos siempre me recuerdan a Quake, el que yo considero EL SHOOTER. Metro: Last Light continúa por ese camino, y es un gusto echar el guante a un pegatiros donde la campaña es la protagonista indiscutible y no un mero trámite antes de ponerse a pegar berridos en el multijugador. Su antecesor también me llamó la atención precisamente por esto. Bueno, y porque era un juego sobre rusos. [Se pone en pie] Rossíya mat strana!.
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Análisis: Fez
Si existiera algo parecido a una religión de los videojuegos, Fez sería uno de sus textos sagrados. Estoy lejos de querer llamar predicador, profeta o evangelista a Phil Fish, pero desde los primeros minutos de partida se detecta que Felipe Pez ha querido ir un poco más allá del homenaje a los 16 bits para coquetear con el metavideojuego. El resultado es, además de una virguería de diseño, una preciosidad visual y crema sonora, un sermón capaz de hacer que se le dispare la fe al más ateo de los aficionados al medio.
Análisis: Dead Island: Riptide
Para más señas se puede consultar mi análisis del Dead Island original, que pese a tener fecha de octubre de 2011, está fresquísimo.
De Rapture a Columbia
Análisis: Bioshock Infinite
Quizás Bioshock es el abanderado en demostrar que un genero tan enquistado como es el de los FPS, anclado en batallitas de soldaditos marrones que se matan unos a otros mientras mentan a las madres y a las hermanas del resto de jugadores que se topan en online, puede ofrecer algo distinto. El primer Bioshock, aunque no es el único ni posiblemente el mejor ejemplo, demostró que una ambientación distinta y un trasfondo más elaborado que el típico conflicto bélico daba mucho juego y, es más, había mucha gente que esperaba ese tipo de propuesta.
Jagged Alliance - Back in Action
En esto de los videojuegos, como en todo, cada uno tiene sus fobias y sus filias. Cuanto más habituado estás a un campo, sea éste cual sea, mayor atracción o rechazo te suelen provocar una serie de situaciones comunes que se repiten de forma inevitable. En mi caso, y refiriéndome exclusivamente a los videojuegos, hay determinados elementos que de estar presentes en un título en particular, hacen que me guste automáticamente por mucha mierda que tenga salpicada por encima. Jagged Alliance – Back in Action, como habréis podido imaginar, es uno de esos casos en los que, pese a haber varios litros de caca a la vista y ser más que evidentes (porque huelen), se me hace imposible no revolcar el lomo y disfrutar como un cochino.
Análisis: Tomb Raider
Hace ya demasiado tiempo que el primer Tomb Raider conseguía adaptar la mecánica del género de plataformas en los incipientes juegos en 3D. Las curvas poligoneras de Lara Croft eran un fabuloso reclamo en un entorno casi desierto de heroínas femeninas (por mucho que insistáis, Samus siempre será un robot o un astronauta para los no entendidos) pero el conjunto del juego era merecedor del sitio que alberga entre los denominados clásicos.
Análisis: A Walk in the Dark
Manhattan. Whisky Sour. Old Fashioned. Estos tres cócteles comparten ciertos elementos en común, entre ellos el siempre excelso rye whiskey aunque es típico que nos encontremos estos elixires preparados con bourbon. Pero no solo de whisky se nutren ya que, por ejemplo, tanto el Old Fashioned como el Manhattan cuentan con Amargo de Angostura como elemento imprescindible. Está claro que cada maestrillo tiene su librillo pero los componentes básicos que componen estas panaceas son bastante fijos. Aunque guarden una relación básica —Whisky Seal of Approvement— y ciertos componente comunes, el sabor de cada uno de ellos es único.
Análisis: Sonic & SEGA All-Stars Racing Transformed
No me gustan los coches. Sólo sé que yo tengo un Seat Ibiza del año 2000 y que es el único modelo de coche que reconozco por ahí. Además, lo uso únicamente para ir del punto A al punto B sin agobiarme, por lo que los juegos de coches nunca me han llamado la atención especialmente… como el golf o mi vecina del segundo. La cosa está en que los juegos de karts siempre me han hecho tilín casi tanto o más que mi vecina, que ahora está buena. Habiendo jugado a multitud de títulos de estas pseudocarreras como Crash Team Racing, ModNationRacers, Mario Kart o el sufrimiento injustificado de F1 Race Stars, me quedo tan pancho diciendo que Sonic & SEGA All-Stars Racing Transformed es de lo bueno, lo mejor… y de lo mejor, lo superior.
Risen 2: Dark Waters
Los dos primeros Gothic fueron juegos de rol estupendos a los que el tiempo ha tratado excepcionalmente mal. Los motivos: una ambientación de fantasía épica oscura masticada hasta el asco a día de hoy, unos gráficos poligonales de principios de siglo capaces de disuadir incluso a los estómagos más resistentes, un sistema de control (especialmente en lo referido al combate) absurdamente tosco, una tercera entrega tan accidentada que separó a desarrolladores y distribuidores, y una cuarta y última entrega tan mala que caga sobre todo el resto de la franquicia, creando una nube de moscas digitales que hacen imposible ver más allá de semejante despropósito.
Análisis: SimCity
Análisis – Metal Gear Rising Revengeance
No sé cómo me las he apañado para haberme pasado Rising dos veces. No entiendo bien por qué ha sido, pero lo he odiado la primera y lo he amado la segunda, y pese a lo claro que resulta todo en su planteamiento -ninjas, absurdeces y combates de espadas-, me ha costado mucho entender qué me gustaba y qué me enfurecía. Al final he concluido que la culpa es del amor, que es así: ese equilibrio entre la furia homicida y el goce de jugar con la espada.
Análisis: Neverdead
Ser inmortal es una putada. Eso nos lo enseñó Christopher Lambert en la peli de Los Inmortales mientras repartía espadazos con Sir Sean Connery. Sin embargo, si a no poder morirse le quitamos esa parte melodramática de ver como todo lo que te rodea se marchita hasta desaparecer, tiene que tener su puntillo al dejar de lado el instinto de supervivencia y no preocuparnos de poder sufrir terribles heridas ni mutilaciones.
Análisis: Maximus Action Carnage
Ahhhh… La nostalgia… Esa vieja loca que te recuerda que ya no eres un chaval y que te lo pasabas pipa con juegos que, bien mirados hoy en día, no son capaces de retenerte jugando más allá del recuerdo feliz (o no) que evocan… Por suerte, hay veces en las que en vez de una vieja, se te acerca una pelirroja bajita: no parece gran cosa pero resulta ser muy atractiva y fogosa cuando se desmelena, y te invita a pasarlo bien durante un rato, al estilo tradicional, con un buen hacer que ya quisieran algunas rubias de bote siliconadas.
Pues así es Maximus Action Carnage.