Rescato humildemente del olvido esta peculiar sección cinematográfica, inaugurada por nuestro añorado Hatedpig y continuada por el indescriptible John Carca, para traeros una espero apañada selección de pelis basadas en ese subgénero literario conocido como Espada y brujería. Cómo no, Golden Axe es el videojuego más representativo y popular de tal rama.
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Llegan las rebajas de la primavera indie en Steam
Aunque el titular suene muy digno de El Corte Inglés, el servicio de distribución digital de juegos por excelencia acaba de iniciar unas ofertas muy ricas para todos los indiegentes del mundo. Así que desde hoy, 21 de marzo, hasta el día 29 del mismo mes dispondremos de una larga lista de videojuegos indie rebajados. Hay muchos juegos en oferta así que enumerarlos a todos sería un ejercicio de masoquismo extremo por mi parte. Lo que si que puedo hacer es comentar animosamente un listado de videojuegos en oferta que sean ilustres y que tengan un buen descuento. ¡Hagamos que la lista de títulos sin jugar siga creciendo! La guía primaveral, tras el salto.
Zack & Wiki: En busca del tesoro de Barbaros
El Show Ilustre 1x00 (piloto): EL PRECIO DE LOS VIDEOJUEGOS
Sandbox = Libertad?
La paradoja del sandbox
Hace ya más de 10 años que Rockstar consiguió con su Grand Theft Auto III que los videojuegos basados en un entorno abierto pasaran de ser algo poco frecuente a convertirse en un género propio. Los sandbox gozaron en la pasada generación de una popularidad solo superada por los FPS’s de la Segunda Guerra Mundial y los juegos de fútbol. Pero resulta paradójico que ese mundo abierto que tanto nos maravilla sea en realidad un espejismo y no gocemos de tanta libertad como nos han prometido.
The Banner Saga: Factions
El año pasado, como bien sabéis, fue el boom del modelo de financiación colectiva y de Kickstarter, su principal representante. Uno de los proyectos que más llamaron mi atención y que por tanto ayudé a financiar fue The Banner Saga, un juego de rol y estrategia que además de tener una de las estéticas más maravillosas que he visto en mucho tiempo, prometía ser una suerte de sucesor espiritual de mi amado King of Dragon Pass. El proyecto, cuyo Kickstarter cerró en abril de 2012, no solo alcanzó su objetivo monetario sino que multiplicó por siete sus expectativas. Uno pensaría que con semejante éxito, traducido en más de 700.000 dólares para un videojuego que en principio no requería más de 100.000, cumplirían con lo prometido. Pues no.
¿Es todo una mierda? 2: Generación pasillera
No sé qué me produce más estupor, los tipos que defienden a capa y espada una compañía o un producto como si les debieran su vida y la de sus padres o aquellos que se quejan contínuamente de la mayor parte de videojuegos actuales. De este segundo apartado obviaré todo lo dicho por Galious, Lord Sith de la batamanta, en un anterior y certero artículo -cuyo título fusilo vilmente a lo Bruno Mattei; saltándome el copyright a la torera, sin perder permiso ni hostias- para centrarme en eso que llaman generación pasillera a modo de insulto.
Nobuo Uematsu, melodías para el recuerdo
No soy ningún tipo de experto musical pero creo poder afirmar que Nobuo Uematsu es uno de los grandes. Un maestro. Cuando hablamos de videojuegos muchas veces tendemos a ignorar quienes están detrás de ellos. Queremos disfrutar jugando y ya está. ¿Qué nos importará quién ha hecho qué? Aún así, algunos nombres siempre han estado a la palestra ya sea por el carisma del individuo o por dejar una huella muy personal en cada obra que ha ido lanzando. Difícilmente alguien que disfruta con el ocio interactivo no sabrá quien es Nobuo Uematsu. «El de los fainal«. Ese mismo.
Binary Domain
Hay ocasiones en las que soy incapaz de entender cómo funciona todo este aparentemente sencillo mundo de los videojuegos. A la crítica especializada, por llamarla de alguna forma y que todos nos entendamos, se le caen los dedos de tanto llorar en portales y revistas que quieren cosas nuevas y no siempre el mismo sucedáneo de Call of Duty o Gears of War —del que por otro lado parecen no hartarse nunca. Al jugador de a pie, el que va a pie a la tienda y determina en última instancia si un juego vende diez copias o diez millones de copias, eso de la innovación le da exactamente igual; solo quiere pasarlo bien en lugares comunes (como ha vuelto a demostrar el éxito de ventas de Aliens: Colonial Marines). Por eso se me escapa que un producto como Binary Domain, que combina tan magistralmente ese «tener algo diferente» con el «esto a mí me suena», se pueda dar un batacazo tan descomunal en ambos frentes y pasar desapercibido de una manera tan obscena.
Borderlands 2
He matado a tiros al Guerrero y le he puesto a Jack el Guapo una bala entre la cara y la nuca. Soy el puto amo. Dejar de jugar ahora que soy el más cabronazo de Pandora es de molar muy poco. Por eso bendigo el momento en que compré los DLC y me teletransporto al Crater Cabronazo del Hijoputismo (en el original: ‘Badass Crater of Badassitud’). Allí me recibe el Señor Torgue, me propone hacer una competición para averigüar quién es el más cabronazo del planeta Tierra y me me escupe estas palabras a la cara: «Voy a hacerte una única pregunta: ¿EXPLOSIONES?». Acaba de resumir lo que es el juego en una maldita frase. Y la respuesta es sí, ¿EXPLOSIONES? Sí. -«Disculpe, ¿EXPLOSIONES?» -«Sí, caballero». Borderlands 2 es un diálogo en el que el juego y el jugador se preguntan mutuamente que si «¿EXPLOSIONES?» y la respuesta siempre es afirmativa. El test de Turing reescrito por Michael Bay.
Alan Wake
Alan Wake es una basura. El juego de Remedy hace tantas cosas mal que no sé ni por dónde empezar a escupir ni en qué dirección hacerlo. Durante las aproximadamente diez horas que dura la aventura del señor Wake estoy seguro de no haber vivido ni un solo momento en el que haya pensado: «eh, esto es realmente divertido». Ni uno. Y el motivo es muy simple: tras una pomposa puesta en escena diseñada —supongo— para cautivar a los incautos, se esconde un juego vacío en el que todos y cada uno los elementos de su engranaje están rotos. Desde las piezas más básicas hasta las más complejas: sin triste excepción.
Sleeping Dogs
Las 41 horas de juego en Steam y más del 75 por ciento de trofeos en Playstation 3 son la prueba más tangible de mi profundo amor por Just Cause 2. Es tal el idilio, este mío con el sandbox de Avalanche, que me llevó en su día a, teniendo el juego perfectamente ordenado en mi estantería de Steam, volverlo a comprar en Playstation 3 «para ver si era igual de bueno en consolas». Y claro, como yo me temía, lo era. Necesité unas cincuenta horas, hora arriba hora abajo para estar seguro, pero al final conseguí llegar a la conclusión de que sí: era igual de divertido. ¿Y por qué os cuento esto? —os preguntaréis. Muy sencillo, para que os hagáis una idea del flechazo que me ha supuesto Sleeping Dogs, del que tras recibir una copia de prensa para Xbox 360 compré en Playstation 3 por puro agradecimiento a los desarrolladores… solo para dejarla sin estrenar porque más tarde me volví a comprar el juego en Steam, donde le dediqué una segunda veintena de horas.
¿A qué esperas, Wii U?
La nueva consola de Nintendo me tiene intrigado. De momento su catálogo no me seduce lo suficiente como para adquirirla (y aunque así fuese no me la compraría hasta dentro de un par de años; cuestión de bolsillo principios), pero adoro su nombre -me gusta pensar que se refiere a nosotros y tú- y no dejo de pensar en las posibilidades que puede ofrecer su pad pantalla. Respecto a si podrá aguantar el envite de las futuras Durango, PS4 y demás consolas pseudo PCs de la siguiente generación -¡Otra vez con la Next Gen, qué pereza!- pese a su inferioridad técnica, no albergo ningún tipo de dudas. Nintendo siempre compite. Mal o muy bien, pero compite y suele ser caballo ganador. En fin, como iba diciendo… hasta la fecha su catálogo me ha dejado un tanto frío; me sorprende su apuesta por las third parties, que hayan lanzado como ola inicial juegos como ME3 y Batman Arkham City y no más títulos marca de la casa. Haberlos haylos, pero a mi juicio no los suficientes. A continuación expondré tres videojuegos no anunciados -por lo que sé, a excepción de uno, ni siquiera están planeados- que me gustaría ver ya en las tiendas y que pondrían en jaque a mi reglamento de no rascarme el bolsillo por una consola de no menos dos años de vida.