ESPAÑOLES, ¿recordáis aquellos tiempos de despilfarro en los que creábamos obras faraónicas y millones de casas que ahora están deshabitadas? Seguro que sí. Pues este título de The Grey Studios nos permite ponernos en la metafórica piel de un gruísta que debe construir un edificio con la misma pericia con la que me hago hamburguesas grotescamente grandes en mi casa.
Steam Greenlight ha demostrado, con el tiempo, ser un invento del demonio capaz de frustrar a desarrolladores decentes y usuarios ingenuos por igual. La plataforma se ha convertido en un ciclón de mierda apestoso que cada mes salpica las «novedades» de Steam. Por suerte, de vez en cuando, entre las decenas de juegos para móviles venidos a más y prototipos apenas en «alpha», se cuelan joyas como ADOM (Ancients Domains of Mistery), uno de los roguelike más importantes e influyentes de la historia. Sin exagerar ni un poquito.
Normalmente me cuesta encontrar juegos para dispositivos portátiles que sean capaces de presentar propuestas consumibles en pequeñas dosis. Sin embargo, de vez en cuando aparecen joyitas como Deep Dungeons of Doom, una indiegencia pixelada de repartir guayas, espadazos y hechizos por una buena tanda de mazmorras del jodido averno.
La verdad es que no soy excesivamente fan de los endless runner que empezaron a invadir vuestros móviles hace no demasiado tiempo. Creo que el único que se salva de mi cosecha es el glorioso Canabalt (más aún tras su jugosa expansión), al cual he dedicado unas cuantas horas en móviles y tablets. No obstante, hoy he visto una cosita que me ha llamado mi atención: se llama Magnetoid y lo peta bastante.
Muchas veces no es necesario contar grandes historias a través de los videojuegos. No hay que olvidar de que este medio nació para que la jugabilidad fuera su razón de ser. ¿Y qué ocurre cuando deconstruimos la jugabilidad a la mínima potencia? Pues que nos encontramos con maravillas como Ernesto – A Quick RPG, la nueva creación de Daniel Benmergui del que ya os hablamos un poco gracias a su proyecto Storyteller. Ernesto – A Quick RPG ha sido creado para que el autor se de un respiro del desarrollo de Storyteller y debo decir que es una alegría que lo haya hecho ya que Ernesto – A Quick RPG es mi pasatiempos preferido desde ya.
Mutant Gangland es un juego de estrategia por turnos que toma prestados muchos conceptos del genial Advance Wars para presentar un singular conflicto entre mutantes y robots. La mecánica del juego es prácticamente idéntica que la del clásico de Nintendo: dos jugadores (o un jugador y la IA) se enfrentan en escenarios relativamente pequeños, en los que podremos conquistar edificios y, por supuesto, aniquilar a las unidades enemigas. Claro que normalmente hay otros objetivos, pero destrozar al bando contrario suele dar muy buenos resultados.
CaesarIA es un remake de código abierto del clásico Caesar III, qué aspira a ofrecer prácticamente el mismo juego de finales de los noventa, adaptado a las posibilidades (y exigencias) de los ordenadores modernos —y con soporte para Windows, Linux, MacOSX, Haiku y Android. Además, la idea es incluir un bonito modo multijugador que permita a varios jugadores culturizarse mutuamente a espadazo limpio a través de Internet o red local. Y digo que es la idea, porque hace tan sólo unos días que salió la primera versión (alpha) jugable y todavía hay algunas prestaciones que sencillamente no están incluidas dentro del juego.
OpenTTD es un clásico dentro del mundo de los videojuegos independientes que no debería necesitar presentación. Y sin embargo entiendo que la necesita, porque estamos hablando de un título que lleva más de una década en fase de desarrollo, y eso es una maldita eternidad en términos de Internet. Se trata, a grandes rasgos, de un remake de código abierto de Transport Tycoon Deluxe, que con el tiempo ha ido haciéndose mucho más grande que el original en todos los aspectos. Hasta el punto que actualmente está disponible para Windows, Mac, Linux y Android, en más de veinte idiomas diferentes (incluyen español).
Grezzo 2 es, muy probablemente, el videojuego más ofensivo y disparatadamente sádico que podamos echarnos a la cara a día de hoy. Estamos hablando de un título cuyo modo historia comienza con nuestro protagonista —que tiene el aspecto de un enemigo del Redneck Rampage— asaltando una iglesia en plena homilía y liándose a tiros con señores vestidos de domingo, viejecitas y curas. Y quien dice liándose a tiros, dice pateando, ensartando, incinerando o reventando con todo tipo de armas.
Sonic The Hedgehog 3D es exactamente lo que su nombre sugiere, una revisión tridimensional del clásico Sonic The Hedgehog. Su mágica particularidad —porque a día de hoy que Sonic pueda correr en más de dos direcciones no sorprende a nadie— reside en el motor que gasta: nada más y nada menos que el mítico EDuke32, una versión gratuita y de código abierto del motor de Duke Nukem 3D, que como es lógico está optimizado principalmente para juegos de acción en primera persona (el excelente The AMC TC, del que ya hablé hace unos meses, lo usa). Y sin embargo, a Sonic le sienta como un guante.
Ojo a esto, hermanos. A primera vista KeeperRL parece un roguelike de tiles genéricas con poco más que ofrecer que un montón de mazmorras llenas de trampas, enemigos y mucha muerte. Lo típico. Sin embargo KeeperRL guarda un as debajo de la manga. En el menú principal, a la hora de elegir nuestra profesión, podemos escoger entre aventurero y guardián. La primera opción nos conducirá directos al mencionado esquema tradicional del roguelike, sin mucha más historia que esa; pero la segunda transforma el juego por completo, ofreciendo una suerte de Dungeon Keeper pixelado, con perma-muerte, aleatoriedad, y mucha mala hostia.
La Flappy Jam sigue su curso y si el otro día os traíamos la visión de Terry Cavanagh del popular juego para móviles, hoy toca disfrutar de otro giro de tuerca: la mezcla entre VVVVVV y el juego de Dong Nguyen. Esta suerte de homenaje de VVVVVV hace algo similar a lo que Flappy Bird hacía de Super Mario Bros. y que muchos desarrolladores están haciendo en la jam (ojo a éste de Another World que me ha enseñado Andresito): copiar, u homenajear si os suena mejor, la estética de los mismos. FFFFFF no se queda solo en la estética ya que también le arrebata el modo de juego a su título madre. Ahora no tendremos que impulsarnos pulsando repetidas veces un botón si no que haremos lo mismo que hacía el Capitán Viridian: cambiar la gravedad.
¿Os habéis enterado de toda esa movida que ha habido con Flappy Bird, ese juego tan curioso y vicioso que recaudaba unos 50,000 dólares al día en publicidad pese a ser gratis, muy sencillo y aprovecharse de conceptos ya explotados por otros juegos y que ha sido retirado tanto de la AppStore como de la Play Store por el acoso sufrido por su ‘creador’? Pues me alegro de que haya pasado todo eso porque Terry Cavanagh, en su línea, ha parido un juegazo en homenaje. Perdonadme por arruinaros la vida y presentaros a Maverick Bird: A Flappy Bird Fan Game. Entrad ahora mismo en la web, jugad y parad, si es que podéis.