A la hora de juzgar un videojuego, no puedo evitar seguir viendo manías y dejes algo anticuados entre los que nos dedicamos, ya sea profesional o vocacionalmente, a esto de escribir sobre ellos. Se le tiende a dar mucha importancia, más de la debida, a temas en ocasiones tan triviales como los gráficos o la música (que sí, que en Braid son indispensables, pero en Crysis o Call of Duty ya me dirás…); mientras que un aspecto tan importante como la ambientación suele quedarse en una ligera mención y gracias. Por ese motivo voy a intentar aprovechar esta reflexión alto para reivindicar el aspecto que desde hace un tiempo más me atrae de un videojuego: su ambientación.
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