Shigeru Miyamoto lleva desde que la salió a la venta la Nintendo 3DS diciendo que le apetecía ver los gráficos de A Link to the Past en tres dimensiones. Miyamoto tenía la corazonada de que la esteroscopia y el plano picado constante de la cámara del juego iban a llevarse bien. Y tenía razón. La estética de The Legend of Zelda: A Link Between Worlds, la secuela espirtual de A Link to the Past que acaba de salir para la portátil, funciona estupendamente y encaja a la perfección con las tres dimensiones. Es de los pocos juegos de la máquina que nos anima a tener el 3D encendido hasta que el cuerpo aguante. Os cuento esto porque quiero llegar a la siguiente idea: este juego no quiere explorar nuevas ideas para la saga ‘Zelda’, lo que quiere es aprovechar una tecnología.