Tengo una muy mala costumbre de pasarme juegos y luego no escribir sobre ellos. Lo llevo haciendo desde que abrimos El Píxel Ilustre. Flagrante fue el caso de L.A. Noire: juego cuya copia recibí pero que, como viene siendo habitual en mi persona, no realicé la crítica porque no tuve ganas. Y eso que no me desagradó. Simplemente soy un tipo al que la desidia le suele invadir con bastante frecuencia. Como esta no es una costumbre demasiado sana, he decidido dar un cambio brusco. Esto empieza por proponerme escribir sobre cualquier título que me haya pasado, sea el juego como sea. Y como todo tiene un comienzo, hablemos de Angvik.