Después del empacho de dieces que sufrimos la semana pasada en Halo Reach El Píxel Ilustre, me ha dado por visitar las partes bajas de las listas y conocer esos juegos defenestrados, maltratados por la crítica y condenados a ser el hazmerreír de los titulazos AAA. Para ello, me he pasado por Metacritic, que entiendo que no es la mejor manera pero sí la más rápida, y me he quedado con el peor juego de cada consola. A continuación, los peores juegos de esta generación (según Metacritic)…
Corren malos tiempos para el agente secreto más follador famoso del celuloide y, probablemente, también de los videojuegos. Acosada por múltiples deudas, la productora MGM se ha visto obligada a cancelar indefinidamente el rodaje de la que debía ser su película número 23 (26 si contamos con dos viejas versiones de Casino Royale y la no-oficial Nunca digas nunca jamás). Tras leer la noticia me hice dos preguntas: “¿Será ésta la muerte de James Bond?” y “¿Debería ser éste el fin de la saga?” No y sí; me explico. La franquicia sigue dando una pasta que lo flipas (sus últimos filmes han recaudado unos cinco mil kilos) y todo apunta a que, una vez la MGM solvente sus problemas económicos, se ruede la tercera aventura protagonizada por Daniel Craig (que, por supuesto, llegará acompañada por el consiguiente videojuego y el despliegue de marketing rutinario). Respecto a la segunda cuestión, ya no lo tengo tan claro. ¿Vale la pena eternizar la cantinela? ¿Qué coño aporta Bond a la cartelera? ¿Y a los videojuegos?
Introduces tu flamante nuevo juego en tu máquina favorita y te dispones a disfrutar de largas horas de juego continuo a tu vicio favorito, o al menos al vicio favorito que puedes comentar en público sin que te miren de forma extraña. No has abierto aún el manual del juego porque coño, tu llevas jugando a los videojuegos desde que eras un macaco y no necesitas ponerte a leer sandeces que realmente no te ayudan de nada. Así que empiezas a jugar y tras probar los controles, algo extraño ocurre. Parece ser que un botón no sirve aparentemente para nada si te mantienes quieto… Pero si lo usas en movimiento… ¡Oh no! ¡Ya está aquí! ¡La pesadilla de los jugones! ¡¡¡El botón de correr!!!
En esta generación hemos visto mejorar muchas cosas: gráficos de alta definición, incorporación del modo on-line, la llegada de las 3-D, los logros, los trofeos, los sensores de movimiento, los sandboxes, los DLC… Todas esas cosas están muy bien (o no), pero entre tanto avance hay algunos perjudicados. No se vosotros, pero yo echo mucho de menos jugar a dobles.
Si hay algo que nos gusta a los redactores es tocarle los cojones la moral a Andresito. Esta vez toca rebatir su polémico artículo sobre el teclado y el ratón que publicó la semana pasada. Se quejaba sobre la cantidad de jugadores que aprenden a jugar con un pad en las manos y luego no saben hacerlo sin él, alabando las ventajas que tiene el sistema de control gordopecero por antonomasia… Pero seguro que somos muchos los que desde que tocamos un Control Pad por primera vez nos hemos mantenido alejados del teclado.
Desde que comenzó esta generación, en la que los shooters de consola se han convertido en la nueva gallina de los huevos de oro, el uso del mando o «gamepad» ha ganado fuerza con respecto al del teclado y ratón. Algo que en tiempos de PSX nos parecía impensable, como es apuntar y disparar correctamente con un stick analógico, hoy en día se nos antoja lo más normal del mundo. Tan normal, que cada vez son más los que aseguran preferir usar este método al clásico apunte con ratón. Hasta tal punto ha llegado esta degeneración que hay usuarios de PC que usan el mando de Xbox360 para jugar a títulos en los que hay pistolas de por medio. Por suerte aquí estoy yo para poner las cosas en su sitio.
No pocos son los personajes de videojuegos que, al pasar de una entrega a otra, sufren cambios radicales e irreversibles en su apariencia. Cambios que en ocasiones son para mejor, como le ocurre cada año a la buena de Lara Croft, y cambios que, por desgracia, son totalmente deleznables. Como supongo que os haréis una idea gracias al título de la entrada, en este artículo vamos a darle un repaso a los segundos.
Si hace una semana y media os hablaba de aquellos temas musicales que me impactaron durante mi infancia, hoy toca hablaros de las canciones que he podido disfrutar en el periodo que comprende la época de los 32 bits hasta la generación pasada. Puede que no sea la mejor selección que podáis encontrar en la red pero tampoco lo pretende. Simplemente son las canciones que han supuesto algo para mi y de ahí viene su importancia.
Con todo el revuelo que se ha montado con el Red Dead Redemption, en el Pixel Ilustre hemos pensado que seríamos la hostia de originales si publicábamos un artículo hablando sobre juegos ambientados en el lejano oeste. Nada más empezar a redactarlo, he visto que en Pixfans hicieron exactamente eso hace poco más de un mes… Que guay… Aún así, soy tozudo como una mula y voy a hablar de otros juegos de pistoleros, para que veáis que somos la hostia de originales… pero un poco menos ¡Desenfundamos!
El otro día os conté mis penurias sobre la importancia de los gráficos en los videojuegos y parece que no tuvo mal recibimiento. Así que me he envalentonado un poquito y he decidido hablaros sobre otro tema que también lleva un tiempo tocándome bastante los cojones: el discurso sobre la linealidad. La demonizada linealidad.
Los que seguís habitualmente el blog sabéis que cada lunes por la mañana, como un reloj, pongo una selección con las mejores ofertas de videojuegos que encuentro en la red. En la mayoría de los casos la rebaja que podéis obtener es de unos 20€, a veces incluso de 30. Y como sabéis, la clave para ello es saber elegir la tienda en la que comprar. Así que, como llevo años comprando en tiendas online y las he probado prácticamente todas, he pensado que podría haceros un pequeño resumen de cada una de ellas. Así quién sabe, quizás vosotros podáis hacer vuestro propio mercadillo.
El tiempo no se detiene por nadie. Avanza de forma lenta pero sin pausa alguna mientras vamos viviendo nuestras vidas. Lo único que nos queda de tiempos pasados son esos recuerdos imborrables que perduran pase lo que pase. Momentos de nuestra vida que han quedado perennes en nuestra memoria y que dificilmente olvidaremos.
Ser malo es un trabajo duro. Nuestro único objetivo en la vida es intentar matar al bueno de turno. Algo en lo que, mira tú por donde, damos pena. Para colmo, si en lugar de ser un jefazo o el final boss del juego, tenemos la mala suerte de ser uno de los muchos peleles con vocación de contenedor de munición, no solo daremos pena, sino que normalmente no duraremos más de diez segundos en pantalla. Y es que lo único peor que ser malo, es trabajar para el malo.
