Tengo una deuda con LucasArts. Juegos como Maniac Mansion, The Secret of Monkey Island, Loom o Indiana Jones y la Última Cruzada marcaron el final de mi infancia y el principio de mi adolescencia como jugador. Y tengo una deuda con ellos porque los jugué todos de prestado y no vieron ni una peseta procedente del bolsillo de mis padres a cambio de tanta diversión. Por ello, todos los remakes y reediciones de LucasArts son compra obligada para un servidor. Y como además me perdí Grim Fandango en su momento, no había excusa para no hacerme con el remaster lanzado recientemente.