Sega (sí, la Sega con minúsculas) sigue empeñada en estrujar a su mascota hasta límites inimaginables. No le basta con haber lanzado títulos de calidad más que dudable (los Sonic de Wii) sino que al bajar la calidad de los juegos del erizo azul, otros títulos que no hacen sombra a los juegos lanzados en la época 16 bits nos parecen incluso buenos. Véase Sonic Unleashed o Sonic Generations. Más sangrante es el caso del último porque además juega con nuestros más puros sentimientos al toquetear los recuerdos de nuestra tierna infancia. Pero no os confundáis, es un juego regulero. Solo que es el mejor de los malos. Sega ha cogido los restos que quedan de Sonic, les ha puesto una minifalda rosa barata, un escote burdo digno del Bershka y les ha colocado en plena calle Montera. Pocos se acercan a ese engendro resultante pero los intrépidos que lo hacen se encuentran con algo aún peor a lo visto con anterioridad: copias ramplantes.
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