El jardín de los cerezos es una comedia en 4 actos de Antón Chéjov. La obra trata de la caída en desgracia de una antigua familia aristócrata que poco a poco va desintegrándose a la vez que lo hace la casa en la que habitan, residencia familiar símbolo de toda la riqueza y el poder que han tenido en el pasado, al igual que lo hacen los bellos cerezos que pueblan el lugar. El relato termina con la venta de su preciada morada a un comerciante cuyos padres servían a la familia, el signo del cambio de los tiempos. La obra trata diversos temas como la familia, el hogar o el tiempo pero lo que más destaca de la misma es la confrontación entre los viejos y nuevos poderes. Algo que han diseccionado muy bien Jordi Balló y Xavier Pérez en La Semilla Inmortal, un libro que recoge los argumentos universales sobre los que se cimentan todas las películas de un modo u otro.
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SEEE-GAH!
Retro Amor: The Story of Thor
Es habitual que los mejores juegos aparezcan cuando el fin de ciclo está cercano. Los últimos juegos del catálogo de una consola suelen coincidir cuando ya existen alternativas más potentes en el mercado y, pese a que muchas veces aprovechan mucho mejor el rendimiento del hardware que los titulos anteriores, grandes juegos pasan desapercibidos por el mero hecho de que la atención ha pasado a las consolas de nueva generación. The Story of Thor es uno de estos juegos.
Samus Aran no estuvo sola
Las heroínas olvidadas de los 8 bits
Muchas veces da la impresión que, durante la época de los 8 bits, Nintendo fueran los únicos que se atrevieron a sacar un juego de acción protagonizado por una fémina, aunque fuera ocultando su sexo mediante un traje espacial. Sin embargo, no me ha costado demasiado bucear en mis recuerdos para acordarme de cinco videojuegos en los que controlábamos a una mujer. Con píxels del tamaño de galápagos pero mujeres al fin y al cabo.
Los ninjas de colores se hacen next-gen
Análisis: Mortal Kombat X
Después del exitoso reboot de hace cuatro años, la saga de lucha más gore llega a su décima entrega y para ello añaden una X al título, asumiendo los riesgos de parecer una versión porno con ninjas de colores haciendo Sextalities a diestro y siniestro. El listón estaba muy alto… ¿Habrán conseguido mantener el nivel de la anterior entrega?
Ya tardábamos en hablar de los Amiibos
Especulando con baratijas
Lejos queda el tiempo en el que existía cierta camaradería entre los amantes de los videojuegos. Éramos menos compartiendo afición y por ello hacíamos piña, respetando los gustos ajenos, compartiendo videojuegos y sistemas. Pero ese tiempo ha pasado. Ahora los videojuegos son un gran negocio que mueve millones de euros y su público ha pasado de una minoría de chavales a casi toda la población infantil, adolescente y gran parte de la adulta. Basta echar un ojo a cualquier modo o juego online para ver que la autodenominada comunidad gamer tiene un porcentaje importante de hijos de puta. Y, como es de esperar, siempre habrá alguien que quiera sacar tajada.
Tírate a los ojos, Hiravias, a los ojos
Pillars of Eternity
En Baldur’s Gate —y espero que esto no le parezca un «spoiler» a nadie— hay una parte en la que tras una serie de acontecimientos más o menos relevantes debes volver a Candelero, el punto de partida del juego. A raíz de esos acontecimientos, el guión comienza a girar a toda velocidad en dirección a su inevitable y agónico final. Pese a los años, recuerdo la primera vez (de muchas) que llegué a este punto del juego con perfecta claridad. Recuerdo la sensación de fascinación absoluta que me tuvo frente a la pantalla del ordenador durante más de media docena de horas. También recuerdo el dolor de cabeza de después y la incredulidad al mirar el reloj, pero sobre todo la euforia. Pillars of Eternity ha sido el primer juego desde entonces en hacerme sentir eso exactamente. Y no lo tenía fácil.
Jaque mate al género
Los Géneros Perdidos: videojuegos de Ajedrez
Cerrad los ojos y retroceded en el tiempo. Sois ese chaval de 11 años que recientemente estrenó su nueva consola de videojuegos. Es Navidad, una de las pocas celebraciones, junto a cumpleaños y buenas notas, en los que te pueden regalar un videojuego. Y ese paquetito rectangular con una etiqueta con tu nombre apunta que esta vez ha habido suerte. Esperas con ansia que sea uno de los bombazos que aparecen en las revistas o uno de los que salen en ese folleto promocional que sabes de memoria. Pero, al retirar el papel te encuentras con esto:
Análisis: Grim Fandango Remastered
Tengo una deuda con LucasArts. Juegos como Maniac Mansion, The Secret of Monkey Island, Loom o Indiana Jones y la Última Cruzada marcaron el final de mi infancia y el principio de mi adolescencia como jugador. Y tengo una deuda con ellos porque los jugué todos de prestado y no vieron ni una peseta procedente del bolsillo de mis padres a cambio de tanta diversión. Por ello, todos los remakes y reediciones de LucasArts son compra obligada para un servidor. Y como además me perdí Grim Fandango en su momento, no había excusa para no hacerme con el remaster lanzado recientemente.
¿Hay que prohibir un juego sobre el toreo?
Con la tauromaquia hemos topado
En el momento de escribir estas lineas, ya son 54.580 las personas que han firmado en change.org solicitando a Microsoft que no publique Toro, un videojuego de la compañía española Reco Technology cuya salida está prevista en un par de meses y que, como es fácil adivinar, consiste en conseguir la gloria en el mundo del toreo. Y, de nuevo, la polémica está servida… ¿Hay que prohibir un juego de temática taurina?
Transformándose en gigantes como los menús del McDonalds
¿Bigger is better?
Aprovecho la etiqueta estrella del rediseño de EPI para cuestionarme un tema que parece ser la tendencia en la generación actual. Con la PS4 y XboxOne ya son 3 las generaciones consoleras cuya baza ha sido mejorar y aumentar las dinámicas que se pusieron en boga en los 32 bits. Cada vez los juegos presentan más y más contenido para que el jugador se entretenga. Y yo me pregunto ¿bigger is better?
Reviewing me softly
Oda a los análisis tardíos
Por la manera en que se a menudo se asocian con el hardware que los sustentan, por la importancia que se da a las resoluciones, a los FPS o a las posibilidades online o por muchas otras razones; los videojuegos son vistos muchas veces como productos con fecha de caducidad.
Primer artículo cebolletesco de 2015
Requiem por las Bonus Stage
Hace ya años que conceptos como High Score, Continue, o Vida Extra solo sirven para poner nombres a revistas o blogs. Muchos elementos que hacían especiales los juegos con los que muchos de nosotros disfrutamos durante la infancia y adolescencia han desaparecido para no volver. Cuando la partida se guarda sola cada pocos minutos y la pantalla de Game Over brilla por su ausencia, es difícil que haya un hueco para las Bonus Stage.
El discreto encanto de los polígonos
Jazzpunk
Acababa de llegar a aquel colorido lugar. Unas letras en el aire indicaban el objetivo de mi misión, todavía recordaba las extrañas circunstancias en que se me fue encomendada. Decidí acercarme a uno de los transeúntes cercanos. “¿Tengo algo en la cara?” Me preguntó. Y sus temores no eran infundados: su rostro estaba cubierto de migas de pan. Con mi dedo desagradable y bidimensional las aparté una a una. Al terminar, me lo agradeció y se despidió. Observé entonces que tenía un muslo de pollo pegado en la axila, pero ya era demasiado tarde.