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Aunque ya no está de moda, hace unos años, todo producto medianamente enfocado hacia el público infantil debía tener una mascota. Nintendo tenía a Mario, Sega tuvo a Alex Kidd y a Sonic y las third parties se estrujaban las meninges para parir un muñequito que les brindara el favor del público. Como no podía ser de otra forma, los alimentos y bebidas también entraban en el juego y sus mascotas protagonizaban lisérgicos anuncios de TV, donde los muñequitos salían de las cajas de cereales para explicar las virtudes nutricionales del alimento a una atenta MILF madre mientras el niño miraba embobado. ¿Que pasa cuando ese mundo y el de los videojuegos se unen?