Introduces tu flamante nuevo juego en tu máquina favorita y te dispones a disfrutar de largas horas de juego continuo a tu vicio favorito, o al menos al vicio favorito que puedes comentar en público sin que te miren de forma extraña. No has abierto aún el manual del juego porque coño, tu llevas jugando a los videojuegos desde que eras un macaco y no necesitas ponerte a leer sandeces que realmente no te ayudan de nada. Así que empiezas a jugar y tras probar los controles, algo extraño ocurre. Parece ser que un botón no sirve aparentemente para nada si te mantienes quieto… Pero si lo usas en movimiento… ¡Oh no! ¡Ya está aquí! ¡La pesadilla de los jugones! ¡¡¡El botón de correr!!!
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