No me resulta placentero comenzar un artículo sobre un juego reconociendo que no lo he terminado, pero es así. No me he pasado Disciples III, y no lo he hecho porque jugarlo es un jodido suplicio, porque es una beta inacabada difícilmente disfrutable, y porque sencillamente no tengo tiempo ni ganas para dedicarle a un juego que, desde que lo he instalado, ha hecho todo lo posible para mosquearme. Por eso, en las líneas siguientes intentaré articular lo mejor que pueda cuales son mis quejas para con este subproducto que, con un poco más de mimo, podría haber sido hasta notable.
34