Quince tacos han tenido que pasar para el regreso del Duke. Tres lustros plagados de abortos, ideas desechadas, conflictos internos de no te menees, frustaciones, fakes chungos y promesas que se las llevó el viento… pero al fin llegó; ya está aquí. Y esta vez no es mentira. El Duke ha vuelto y el 10 de junio estará disponible para todos vosotros. Ahora bien, ¿Habrá valido la pena su vuelta a los ruedos? ¿Será un retorno triunfal a lo Muhammad Ali? ¿O patético a lo George Foreman? He de decir que, en general, no soy amante de las puestas al día de los clásicos de ayer. Me debato entre la ilusión generada por la nostalgia y la convicción, dada por la experiencia, de que estas aventuras rara vez llegan a buen puerto (y no me refiero sólo al terreno económico). Pero… ¡Joder, es el Duke! ¡Tenía que darle una oportunidad! Ya en la presentación, el presidente de Gearbox Randy Pitchford dijo algo que cortó en seco la erección con la que asistí al acto. Comparó la reaparición de Duke con la de Star Wars. Malament. Si ese es el baremo, mal vamos. Si este Duke Nukem Forever iba a aportar al universo del Duke lo mismo que La amenaza fantasma aportó a SW, apaga y vámonos.