Cuando la norma es generar odio para crear polémica, cuando todo lo que sea crítica destructiva aporta clics y visitas y, sobretodo, cuando un juego adquiere cierta visibilidad, es fácil y provechoso crear contenido haciendo leña del árbol caído y sumándose a la vorágine. En un momento de debilidad pensé que este Gollum, ya considerado uno de los peores juegos del año, quizás no estuviera tan mal, que había sido elegido como diana de tiro al blanco por webs y streamers para tener entretenidos a sus seguidores con el sabor de la semana. Un juguete roto al que dedicar un puñado de videos o artículos afeándole los defectos solo por no ser el Triple A que esperaban. Pero The Lord of the Rings: Gollum no es sólo un mal juego…
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