¿Recordáis cuando Theme Park o Theme Hospital salieron al mercado? ¿No? Yo sí. Ambos supusieron un éxito brutal por varios motivos: acercaron los juegos de gestión a todos los públicos, simplificaron la mecánica jugable para que se adaptase mejor a esos nuevos usuarios, les dieron un trasfondo cómico y hasta cierto punto infantil, y, en definitiva, facilitaron la labor para que unos imberbes como nosotros por aquel entonces pudieran ponerse a los mandos de naves tan grandes e importantes como parques de atracciones y hospitales. ¿Qué puede ser mejor que dirigir un lugar lleno de montañas rusas y norias? – pensaba yo hace quince años. Ponerse al frente de desarrolladora de videojuegos.
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