Cuando sólo tienes una bala, más te vale hacer un buen disparo. Antes de que todo estuviera conectado a Internet, los juegos venían depurados, testeados y se intentaba que todo estuviera libre de glitches. Si había un bug, era permanente. Entre el online, la nube y los reinicios de Matrix, los desarrolladores pueden lanzar sus juegos inacabados para pulirlos después (o no) a base de parches descargables. Así se cumplen timings de lanzamiento y se ahorran costes de testeo. A veces, esta práctica se fuerza demasiado y nos lleva a lanzamientos absolutamente desastrosos. Algunos por estar rotos, otros por no poder ni entrar. Repasemos las últimas cantadas.
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