Soy un tipo con una vida sencilla, y lo más complicado que decido en mi día a día es qué voy a comer. Las decisiones a vida o muerte las dejo para los videojuegos. En Faster Than Light (aquí una especie de análisis) he tomado muchas y me ha costado muy poco escoger qué hago: solo tengo que analizar cada situación unos segundos (o ni eso, porque me las sé ya de memoria) y escoger lo que más beneficio me da corriendo el menor riesgo. He jugado 36 horas bajo esta dinámica y hasta hace poco no había caído en lo maquiavélico de tal actitud. Se ve que además de un cabrón de tomo y lomo, soy lento.
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