Como ya sucedió el año pasado, la asociación de la que formo parte, MálagaJam, voló hasta Barcelona para echar una mano durante la celebración del IndieDevDay. Estamos en las mismas. Ni pude probar videojuegos, ni vi la gala de premios (si es que hubo, que ni lo sé), ni pude disfrutar de ninguna de las charlas y conferencias que tuvieron lugar a lo largo del fin de semana. Pero eso es lo de menos. Lo importante es que, una vez más, buena parte del talento del sector del videojuego se juntó en un mismo recinto, bajo un mismo techo, no ya para hablar e intercambiar ideas, sino para perrear e intercambiar pasos de baile prohibidos.
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