Deathlands es una indiegencia en desarrollo a la que habrá que seguir la pista durante este año. Este plataformas nos pondrá en la piel del primo ciclado y feo de VictorMPozuelo, quien a base de pegar hostias con su cabellera y destrozar enemigos con su torrente de voz deberá abrirse paso por un mundo con tintes de Castlevania, pero repleto de personajes super deformed.
Existen toneladas de topicazos sobre los tipos de alumno del instituto. Series como Salvados por la campana o las costrosas telenovelas adolescentes españolas como Compañeros, Al salir de clase o Física o Química se han encargado de grabarnos a fuego en el cerebro arquetipos como el superdotado que saca matrículas en todo a base de talento, el pivón inalcanzable que lo hace bien absolutamente todo, el repetidor listillo que se saca el curso con lo que recuerda del año anterior o el cenutrio que solo aprueba la educación física. En una clase de adolescentes treintañeros donde Braid es un superdotado, Bayonetta un pivón, Call of Duty un repetidor y Assassin’s Creed un borderline, Teslagrad podría ser el alumno aplicado (y algo pelotilla) que estudia como un cabrón para sacar notazas.
El otro día el bueno de Louviers os trajo un Señor Puzle de nombre Dots con el que quemar las pantallas de vuestros smartphones, donde se premia la rapidez mental y manual a más no poder. Blip Blup comparte con él género, pero su propuesta está en las Antípodas de la acción-reacción frenética, siendo un juego pausado con el que comernos la sesera tranquilamente para conseguir la mayor puntuación posible.
Hace un par de semanas os descubrimos Pixel Piracy, un proyecto bastante salado que nos pone al frente de una banda de piratas. Pues bien, los responsables del título, Vitali Kirpu y Alexander Poysky, han decidido colgar la última versión alfa del juego a través de un torrent para que el pueblo que no lo haya comprado pueda jugarlo igualmente. No, no voy a hacer el chiste fácil sobre un juego de piratas siendo pirateado. Demasiado fácil.
Gentes de bien, hoy toca patear culos pixelados gracias a una dosis de Contra. De una actualización del Contra nesero, quicir. En Continue? Philly under fire podemos manejar a uno de los tres tipos que llevan un programa de juegos retro que pulula por youtube. A falta de que Allen Iverson practique su deporte favorito en su antiguo lugar de curro, el salir a las calles con su recortada, seremos nosotros los encargados de limpiar las calles de Philadelphia de una horda de alienígenas que está invadiendo la ciudad.
Si algo le gusta al juntaletras aquí presente son esos juegos que con un par de ideas simples lo petan hasta el infinito. Ahí está Super Hexagon como puto amo supremo, al cual tengo dedicado un pequeño altar en mi habitación, donde antaño pintaban vírgenes y jesucristos. Hyper Gauntlet, por su parte, mezcla conceptos de títulos como el de Terry Cavanagh, Tetris o BIT.TRIP Runner. Casi nada.
Me quedan en la chistera un buen puñado de juegos experimentales del LA Game Space. No me miréis así, que yo avisé. Este que traigo hoy se llama Inputting y es un concepto molón. A lo mejor no es tan loco como cagar en un jacuzzi y echarle la culpa a otro, pero también tiene enjundia.
Yo me hice una foto sujetando la torre de Pisa. Y vosotros también, no jodáis. O a lo mejor os hicisteis una foto en la que parecía que estabais metiendo muy fuerte el monumento dentro del recto de un colega. O jugasteis a que la torre es vuestro pito. Jejeje. Cuesta reconocerlo, pero todos hemos hecho este truco manido para darle color a las fotos de las vacaciones. Depth es un puzle experimental en primera persona que mezcla esa típica foto de guiri en la torre de Pisa con Portal.
Sigo con mi espiral alocada de indiegencias. Hoy os traigo un jueguecillo gratuito sobre mi trabajo. Sobre hacer la portada de un periódico. Sí. Se llama The Republia Times, y es un spin-off de Papers please, otro jueguecillo indie del que todavía no hemos hablado en esta ilustre casa, pero que se merece muchísima atención y muchísimo amor.
Nos llega una nota de prensa bastante interesante sobre la apertura de la tienda online de IndieGameStand. Alguna vez hemos mentado esta web por estos lares aunque en nuestro twitter si que la hemos anunciado multitud de veces ya que hasta ahora era conocida por tener únicamente un título en oferta cada 96 horas que podíamos adquirir por el precio que quisiéramos. Ahora bien, la apertura de una tienda digital más «grande» nos ha pillado algo de sorpresa ya que empieza a haber una sobresaturación de las mismas. Pero IndieGameStand tiene algunas cosas a reseñar más detenidamente.
«Imagina un FPS en el que el tiempo solo avanza mientras te estás moviendo», dijo ayer Peter Molydeux. «Joder, suena bien», pensé yo. «Oh, ya se ha hecho», concluyó la parodia de Molinete. Esta idea loca hecha juego, por si no os habíais dado cuenta, se llama SUPERHOT. Lo he escrito muy grande y muchas veces porque durante la demo se encargan de recordarte el nombre muy a menudo y con una voz que se clava en el cerebro, se instala ahí y no quiere salir. SUPER-HOT. SUPER-HOT. SUPER-HOT. Necesito escribirlo, me alivia. SUPER-HOT. El juego está en desarrollo y la versión que puede probarse en la página de los creadores es un aperitivo muy breve, pero no perdéis nada por probarlo. En lo jugable, es un experimento muy interesante y se intuye que si los diseñadores lo encarrilan bien puede salir una combinación maja de puzles y acción. En lo estético, es un disparate tricolor con letras mayúsculas dándote órdenes y abofeteándote la cara y un giro inquietante al final. Yo qué sé, probadlo de una vez y haced que me calle de una puta vez.
Tengo la manía de buscar parecidos entre la historia del cómic y la del videojuego. No es algo que vaya contando por ahí a gritos, porque la mayor parte de las cosas que se me ocurren son una gilipollez, pero de vez en cuando me encuentro puntos en común que tienen sentido. Por ejemplo, la persecución que sufrieron los tebeos en los años 50 en Estados Unidos tras la publicación de La seducción de los inocentes del psiquiatra Fredric Wertham se puede comparar fácilmente con el agotador debate que intenta vincular la violencia ficticia en el ocio interactivo con la violencia del mundo real pasándose por la entrepierna el hecho de que las teorías de la comunicación de la ‘aguja hipodérmica’ tienen una validez más que dudosa.
Se tuerce el día en el Reino Champiñón. Bowser se ha llevado a Peach secuestrada y a Mario le toca ir a buscarla andando porque el AVE todavía no llega al mundo 8. El rey de los Koopa mete a la princesa en una celda custodiada por él mismo, vomitando fuego y plantado sobre un puente de lava que desaparece al activar un botón. La jaula no tiene puerta. No hace falta. Total, ¿qué le va a hacer una princesa? Mario ya está de camino pero, hostia, Peach tiene al enemigo dándole la espalda y solo con pulsar un botón se lo puede cepillar. Para qué va a esperar. Salta, destruye el puente, mata a Bowser, se hace un ‘speedrun’ invertido del primer Super Mario Bros. y en cinco minutos se ha acabado la historia. Esto es lo que cuenta Sorry Mario Bros., un jueguecillo gratuito que han parido un par de hermanos indies en sus ratos libres.
