Jason Rohrer, el señor que diseñó Passage, una de esas indiegencias que hacen llorar a Andresito como una nena, ha preparado una gorda. Rohrer participaba en el ‘Game Design Challenge’ de la Game Developers Conference y tenía que presentar un título basado en una propuesta por la organización: «El último juego de la Humanidad». Sus contendientes han entregado juegos propiamente dichos, pero él ha presentado A Game for Someone, algo que nunca jugará nadie (o que no se jugará hasta dentro de 2.000 años, dice).
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Passage
Es curioso. Hace años que jugué a Passage, pero no ha sido hasta hoy, que me encuentro en una situación emocional bastante delicada, que alguien ha tenido a bien recordármelo. Es curioso porque el juego, tercero en el historial del gran Jason Rohrer, trata precisamente sobre el amor, la soledad, los objetivos cumplidos y, en general, la vida. Al poco de comenzar a jugar (una partida no dura más de cinco minutos) nos encontraremos con una señorita igual de pixelada que nuestro protagonista en mitad del camino. En nuestra mano está pasar cerca suya y caer perdidamente enamorado de ella, caminando juntos a partir de ese momento; o evitarla, pudiendo acceder a caminos por los que una relación amorosa no nos permitiría ir. Esta segunda vía nos dará la posibilidad de coger estrellas (deseos, sueños, objetivos) que mejorarán nuestra puntuación… pero al final inevitablemente moriremos solos y nos daremos cuenta de que esa puntuación en realidad no ha valido de nada. ¿O sí?
Para bajar el juego, que en realidad es más una experiencia jugable que otra cosa, pasad por aquí.
Inside a Star-filled Sky
Jason Rohrer, el autor de Passage y Sleep is Death, vuelve a la carga con Inside a Star-filled Sky, «un infinito y recursivo shooter táctico para un jugador». No penséis en shooter-primera-persona sino en shooter-vista-áerea-disparando-puntitos. Cuando en diciembre apareció la página del juego, para llegar a las imágenes nos descargábamos un zip dentro del cual había otro zip dentro del cual había otro zip… hasta llegar finalmente a un enlace donde ver las primeras capturas del juego. Nos estaban apuntando a la idea de recursividad de la que parte: el protagonista y los niveles se confunden, conteniéndose y siendo contenidos en una larga cadena. Creo que la imagen lo explicará mejor.
El videojuego como arte independiente
Dejemos las cosas claras desde el comienzo, ya que el debate sobre si los videojuegos son o no un arte ya ha sido tratado recientemente en este blog y no es mi intención reanudarlo. Este artículo no trata de eso sino de si puede ser un arte por sí mismo, independiente de otras formas artísticas. Si se pretende ir más allá del mero entretenimiento y crear algo bello, que transmita emociones, comunique un mensaje o exprese una visión personal del autor, en mi humilde y profana opinión estamos ante una obra artística, que podrá ser mejor o peor, pero que sigue siendo arte, y si Roger Ebert probase finalmente Shadow of the Colossus quizás cambiase su opinión al respecto (o probablemente no, los hay tozudos). Ahora bien, ¿puede el videojuego erigirse como arte sin apoyarse en los recursos empleados por otras ya asentadas? ¿Hay algo único y propio de él que pueda utilizarse como medio de expresión?