El rol de papel y lápiz, el primigenio, el de comer panchitos y vestir camisetas de Megadeth, ha intentado adaptarse al mundo del ocio interactivo por muchísimas vías. Si bien los mayores éxitos al plasmar mundos virtuales se rigen por densas y envolventes campañas monojugador, el mundo de los MMORPG tuvo hace varios años una escisión mucho más pura y afín a la verdadera idiosincrasia del rol cooperativo. Hablemos de Bioware y los mundos persistentes de Neverwinter Nights.
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