Mucho ha llovido desde que Galious nos ilustrase con aquel Sex, lies, Toys & Videogames. Bratz, osos amorosos, Micro Machines, los inevitables Masters del Universo e incluso Mister Potato hicieron acto de presencia en ese texto. De todos ellos, me emocionó sobremanera la presencia de los G.I. Joe; que, tras las figuritas de Star Wars de Kenner, fueron mis juguetes preferidos durante bastantes años. Llama la atención que con el potencial de los Real American Hero -más tarde Real International Hero; la globalización ya planeaba sobre nuestras cabezas- los videojuegos no hayan exprimido más a conciencia y mejor esa vía. Ahora que vuelven a estar bajo los focos gracias a las dos deleznables películas de Stephen Sommers -¡Vade retro, Satanás!- y Jon M. Chu (por mucho John McLane que incluya, elegir al responsable de Justin Bieber: Never say never y Step Up 3D para dirigir una peli de los Joes es como arrojarlos a la fosa de Carkoon y defecar en plan guarro sobre nuestros recuerdos), creo que es un buen momento para repasar sus contadas y en general desafortunadas andanzas videojueguiles.
18