Hay un enorme capítulo en la historia del videojuego japonés que no se ha explotado tanto como todo lo concerniente a la Era Hoisei y la nostalgia de chavales GenZ vallisoletanos que añoran una infancia invent en la que jugaban al Ninja Spirit en su PC-Engine y escuchaban casetes con música City Pop de su padre. Me refiero a una época previa con el auge de los ordenadores de 8 y 16 bits fruto del lanzamiento de varias máquinas que, con las series PC-6001, PC-88 y PC-98 de NEC a la cabeza, sentaron cátedra en lo que a la creación de novelas visuales se refiere para amoldarse a las limitaciones de hardware que no permitían demasiados artificios con los modos de vídeo y refresco disponibles. Sin ir más lejos, la adaptación oficial de Super Mario Bros para PC-88 y Sharp X1 no tenía scroll en los escenarios y aquello parecía un plataformas ratonero de Spectrum más que una sorprendente concesión por parte de Nintendo.
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Dreams in the Witch House
Tarde o temprano, a todas las personas a las que nos gusta leer terror leemos a Lovecraft. Es inevitable. La narrativa más habitual es que el pobre diablo escribía considerablemente mal, y era tan racista que se inventó una cosmología, varias ciudades, y media docena de especies alienígenas solo para despotricar de la gente con un tono de piel distinto al suyo y así poder desfogarse. Es cierto. Yo, que leo igual de mal que juego, no sé juzgar si escribía bien, pero sí sé que racista era un rato, porque he leído algunas de sus cartas escritas en 1936 y son como para tirarle de cabeza a un pozo. Por suerte, hace años que la obra de Lovecraft, como si de Shub Niggurath se tratase, engendra productos culturales riquísimos que consiguen alejarse de su mirada original. Dreams in the Witch House es uno de ellos.
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Cultist Simulator
«Explora. Arriésgate. No siempre sabrás qué debes hacer a continuación. Sigue experimentando y lo dominarás«. Con estas palabras recibe Cultist Simulator al jugador. Y son toda una declaración de intenciones, teniendo en cuenta que no hay tutorial ni nada que se le parezca. En cuanto empecemos una nueva partida, veremos una mesa con unas pocas cartas y unos cuadrados extraños con los que interaccionar. Y ya está. Desde el primer minuto hasta la última hora que pasemos jugando, eso será, a grandes rasgos, todo lo que veamos. Déjate llevar y no querrás ver nada más.
Tres diálogos con el miedo
El gusto por el disgusto
El ansia de dolor, el gozo de lo perverso, el éxtasis ante lo terrible. ¿Qué pasa con lo desagradable que resulta ser una fuente infinita de deleite y satisfacciones? Salvo excepciones, todos parecemos haber llegado a un consenso que nos permite diferenciar entre lo agradable y lo desagradable y, sin embargo, la bondad absoluta nos suena ajena e inhumana, la perfección nos causa indiferencia o termina por aburrirnos, el “felices para siempre” aparece como broche final porque si se pusiera al principio la cosa se quedaría más bien parada. El mal, por el contrario, es inmortal y nunca se detiene. No es casual que en el siglo XVIII el concepto de belleza empezase a encontrar nuevos rivales: lo pintoresco y, sobre todo, lo sublime, desarrollaron su propia estética y terminaron por destronar definitivamente a una de las Tres Gracias.
Descubriendo... (XII)
Durante el invierno de 1927-28, los agentes del Gobierno Federal realizaron una extraña y secreta investigación sobre ciertas instalaciones del antiguo puerto marítimo de Innsmouth, en Massachusetts. El público se enteró de ello en febrero, porque fue entonces cuando se llevaron a cabo redadas y numerosos arrestos, seguidos del incendio y la voladura sistemáticos -efectuados con las precauciones convenientes- de una gran cantidad de casas ruinosas, carcomidas, supuestamente deshabitadas, que se alzaban a lo largo del abandonado barrio del muelle. Las personas poco curiosas no prestarían atención a este suceso, y lo consideraron sin duda como un episodio más de la larga lucha contra el licor….
Descubriendo... (XI)
El día siete de febrero de este año cometí un acto de nintendismo enternecedor y maravilloso: me compré la GameCube. Desde entonces, y gracias a la magia de eBay, me he podido agenciar 30 videojuegos (recién contados para la ocasión). Como os podéis imaginar, títulos como Fire Emblem, Skies of Arcadia, Tales of Symphonia, Baten Kaitos o Baten Kaitos: Origins son los reyes de mi estantería. Sin embargo hoy no voy a hablaros de ninguno de ellos. En su lugar os voy a descubrir el juego que más me ha sorprendido del Cubo de Nintendo. Os voy a hablar de…