Creo que uno de los signos de madurez de un medio comienza cuando se empieza a juguetear con lo metalingüistico. La mayoría de las artes terminan por hacerlo y los videojuegos no son un caso aparte. Desde hace tiempo el videojuego tiene conciencia de sí mismo. Se ha mirado al espejo y se ha reconocido. Autorreferencias, parodias de situaciones que hemos vivido en otros videojuegos e incluso videojuegos sobre crear videojuegos. Quizás la obra más recordada en estas cuestiones sea The Stanley Parable ya sea por su cercanía temporal o por lo magnífico que es. Y seguro que cada vez más aparecerán videojuegos ingeniosos bajo su inspiración. Como THERE IS NO GAME, la indiegencia del día.
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