Seré sincero: tiemblo cada vez que veo que una compañía va a sacar el remake de un juego al que en su tiempo tuve cariño. En el caso menos malo imagino que hacen un copypasteo sacacuartero para la plataforma actual de turno que mantendrá contento a algunos nostálgicos de la Nocilla. En mis sueños reguleros veo atrocidades realizadas con tonos pastel que desdibujan parte de la esencia, de la gracia del juego original. Ya dentro de mis peores pesadillas está una burrada de Sega perpetrada sobre la memoria de OutRun. Por contra, unos pocos títulos son tratados con mimo a la par que hacen honor al nombre que utilizan, Metroid: Zero Mission es uno de ellos.
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