No creáis que por su ritmo sosegado y su falta de clímax jugables, las aventuras gráficas no tienen derecho a tener momentos ilustres. Un buen acertijo puede ser mucho más épico que un autobús escolar lleno de marines y su resolución más satisfactoria que matar un demonio de Dark Souls haciendo el pino-puente.Y si hay un puzzle que sigue sin se superado aun a haber pasado más de 20 años desde que lo jugué por primera vez son las batallas de insultos de The Secret of Monkey Island.
