¿Por qué los micos nos parecen tan graciosos? ¿Será porque son una versión primitiva del homo sapiens y nos reconocemos en ellos? ¿Tal vez porqué juegan sin parar? ¿Quizás porque hemos visto a Andresito imitar a un macaco envuelto en llamas? ¿O simplemente porque son desinhibidos y nos les importe rascarse los huevos en público? Sea como sea, en EPI los amamos… de hecho hamamos a toda clase de animales. Prueba de ello es nuestra redacción, por la que pulula una fauna de lo más variopinta: Lola, la adorable perrita de Andresito que todos conocéis; el gran John Carca, un troll más cabrón que los de Mordor; Lord Galious, cuyas melenas no nos dejan ver a qué especie pertenece; yo mismo, que tengo ascendencia marciana o nuestros queridos Mono con Monóculo y Mono Mongolo. En fin, nos va la multiracial… pero no vamos a hablar de eso sino de la estrecha y longeva relación entre los videojuegos y nuestros parientes simiescos. Sin más dilación, empecemos el repaso. Os aviso, son siete páginas, así que acomodad vuestros culos… y si olvido alguno relevante o bien no estáis de acuerdo con mi TOP 3, os invito a que me insultéis educadamente en los comentarios.