Si hay algo capaz de volver loco a la chiquillada en los salones recreativos eran aquellas máquinas que sustituían las palancas y botones por algo que acercara nuestra experiencia con el juego a la sensación de estar manejando algo más parecido a la realidad. No era raro ver arcades con volantes o manillares. Entonces llego Taito y deslumbró a toda una generación con una ametralladora. Y todos nos quedamos maravillados ante Operation Wolf.
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