El mundo de la automoción me la resbala muchísimo. Nunca me han interesado una mierda los coches, ni las carreras, ni los rallies, ni tampoco era de esos que se metía en una autoescuela nada más cumplir los 18 años. Para mi, un coche es un medio de transporte necesario que me lleva a mi y a mis trastos de un sitio a otro y no un objeto de deseo o un símbolo de estatus. Y, como podéis suponer, los videojuegos de la conducción no son mis favoritos. Pero aquí estamos, hablando de Out Run…
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