No sé qué me produce más estupor, los tipos que defienden a capa y espada una compañía o un producto como si les debieran su vida y la de sus padres o aquellos que se quejan contínuamente de la mayor parte de videojuegos actuales. De este segundo apartado obviaré todo lo dicho por Galious, Lord Sith de la batamanta, en un anterior y certero artículo -cuyo título fusilo vilmente a lo Bruno Mattei; saltándome el copyright a la torera, sin perder permiso ni hostias- para centrarme en eso que llaman generación pasillera a modo de insulto.
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