Conan O’Brien y EPI tienen dos cosas en común: el saber llevar lo pelirrojo (te queremos, Kirkis) y el tratar los videojuegos con algo de mala baba, aunque quizá nosotros (yo, particularmente) nos los tomemos más en serio que él. El caso es que ojalá fuéramos la mitad de graciosos de lo que es Conan y ojalá la prensa, ya más en general, pusiera a las compañías en su sitio y evidenciara lo absurdo que es a veces nuestro mundillo como lo hace él en su resumen del E3.
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