Ahora que estoy jugando a Catherine, aunque no tengan mucho en común más allá de los cubos, no he podido evitar acordarme de Q*Bert. Todo el mundo recuerda y ha jugado alguna que otra partida a clásicos como Donkey Kong, Pac-Man o Space Invaders, pero Q*Bert, a pesar de tener en su época un éxito similar a esos arcades, parece haber sido relegado a un segundo plano de la memoria colectiva.
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