No soy muy amigo de los DLC sacacuartos que se han dejado caer a lo largo de toda esta generación por nuestras consolas y PCs con la excusa de que “alargarían la vida de nuestros videojuegos”. Al igual que mi amigo Andresito, lo mío es esperar hasta que esas ediciones especiales que contienen todos los extras hacen su espectacular aparición en las tiendas mientras suena de fondo Money de Pink Floyd y unos cuantos se frotan las manos de alegría, porque saben que muchos fanáticos van a picar de nuevo y otros buscan adquirir su primera copia. El caso es que yo, paciente como pocos, he aguantado hasta el lanzamiento de Resident Evil 5: Gold Edition para catar de una puñetera vez Lost in Nightmares, el episodio descargable que nos pone en una situación muy parecida a la que ya viviésemos allá por el 96 con el primer título de la saga. Ahora me pregunto por qué he tardado tanto en hacerlo…
7