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Pertenezco a una generación que, para que los niños nos quedáramos quietos un rato, en lugar de ponernos el Disney Channel, nos daban un “chiste” o “tebeo”, ahora llamados “cómics”, para que nos entretuviéramos un rato. Así crecí, entre Mortadelos, Tintín, Lucky Luke y Astérix. Seguramente, si sois más o menos de mi quinta, recordaréis el suplemento “Pequeño País” que aparecía el domingo junto al periódico. Ahí vimos nacer a MOT.