Con la llegada de la generación de 32 Bits (PlayStation, Sega Saturn, Nintendo 64, etc.) los juegos sufrieron un cambio drástico: de los bellos y coloridos sprites pasamos a manejar muñegotes y vehículos triangulados que se movían en un bello y poligonal mundo lleno de texturas horrendas, pero, eso sí, en tres dimensiones.
Las sagas de videojuegos tuvieron que adaptarse a esta tercera dimensión. Pocas lo consiguieron, muchas murieron en el intento y otras no levantan cabeza desde entonces.
Os describimos algunos ejemplos tras el salto