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Este post, en realidad, debería titularse algo así como HIPER-SUPER-DUPER-GIGA-MEGA-TETA-AMOR y debía haber sido escrito con mi cuerpo a punto de sucumbir a las drogas, el alcohol barato y la compañía de unas prostitutas polacas con las que mis amigos querían haber pasado la nochevieja. Seguramente habría sido más cafre y me habría pensado menos lo que podría poner de un juego que me marcó tanto. En su lugar, aquí estoy en batín, con un café, sobrio y viendo cómo me insultan por Twitter. Yoshi’s Island mola igualmente.