Que dicen mis amigos de The Verge que Valve, la compañía amorosa de Steam, lo mismo saca una consola y que podrían anunciarla en la Games Developer Conference (GDC) de la semana que viene. Que dicen (en realidad no) que lo mismo esto supone el fin del mundo, porque todos sabemos que juntar la política de precios de Steam y una consola pararía la economía mundial: todo el mundo dejaría de invertir y sólo comparía jueguicos baratos y nadie trabajaría, porque la población mundial quedaría atrapada en una vorágine de partidas online al Left 4 Dead. Y cuando Gabe, más rico que nunca, no tuviera más espacio para sus miles de millones de dólares y tuviera que empezar a comérselos, alcanzaría tal tamaño que desplazaría la tierra de su eje, las temperaturas descenderían vertiginosamente y moriríamos todos, congelados y con 4.500 juegos en nuestra librería de Steam. Y así llegó el fin del mundo en 2012. Yo lo sé porque vengo del futuro, donde sólo sobrevivimos Salvador Raya, Rooney Mara, y yo. Al primero lo matamos al segundo día.
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