Cuando uno piensa en los antiguos juegos portátiles de Sonic, lo primero que se le viene a la cabeza son las entregas de Game Gear, si acaso otras más recientes como las de Game Boy Advance. Y la verdad es que salvando alguna que otra excepción no salen bien paradas en comparación con los juegos de 16 bits. Sin embargo, hay un título en 2D que merece la pena catar aparecido para Neo Geo Pocket Color… y eso que el erizo ya tenía lentillas verdes.
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Retro Amor: Bonanza Bros
¿Recuerdan lo que era esa cosa llamada SEGA? Hacían muy buenos juegos cada dos por tres (ahora también, pero menos, ejem). Día tras día sacaban titulacos, y no solo en consolas de sobremesa, sino que peleaban por la supremacía de los salones recreativos con obras espectaculares por su puesta en escena (ay, Yu Suzuki) o que sacaban un poco los pies del plato. Bonanza Bros es uno de los últimos, y sigue siendo un hamor.
Retro Amor: La saga Alex Kidd
A lo largo de la historia de los jueguicos, muchas han sido las mascostas que han caído en el cruel olvido, arrasadas por otras de la competencia o abandonadas por sus propias compañías madres. Alex Kidd parecía que iba a ser un serio competidor en esto de los videojuegos, y lo cierto es que llegó a tener cierto éxito entre la muchachada, pero entre la aparición de algún que otro juego-morralla y el nacimiento de Sonic, acabó yéndose al garete. Aquí están su vida y su muerte.
Retro ¿Amor?: Sonic 3 & Knuckles
Ay, la nostalgia pajeril-nocillera. Qué rebonicos eran aquellos juegos en los que nos pasábamos las tardes tras habernos dejado nuestros buenos cuartos en unos cartuchazos del quince. Qué grandiosos fueron todos los Sonic de Mega Drive, sobre todo el que se apellidaba 3D, una obra maestra que nos hizo olvidar para siempre a esa bazofia que iba a llamarse Sonic Xtreme. Sonic 3 & Knuckles, el primer juego de Lego (tutumchasss), aunque no alcanzaba su maestría, también tenía lo suyo.
Retro Amor: Sonic 3 & Knuckles
Ah… la era de los 16 bits. Recuerdos de una época donde nos alejábamos de los chirridos de las Ataris y la escasez de colores de los sistemas de 8 bits. Es curioso que cuando se recuerda esta época, la mía, la de mi “supeh nontiendo” es mejor que tu “megadrai”, a la hora de recordar aventuras épicas siempre aparecen los mismos nombres de videojuegos de rol. Imagino que debido a los gráficos de por aquel entonces no se podía concebir que un juego dejara una impronta emocional si no era con una historia muy elaborada, diálogos y horas y horas de juego.