Entre 1989 y 1990 mi relación con PC Jesus se resumía en una docena de partidas al Prince of Persia, otras tantas al mítico Blockout (una especie de Tetris en 3D), cuatro intentos frustrados de levantar el vuelo en alguna versión añeja de Flight Simulator y un puñado de horas en el aula de informática empollando Logo. Los PC Jesus de aquella época eran complicados; MS-DOS era un peñazo y, en caso de no disponer de joystick, jugar con el teclado se me antojaba tan divertido como follar en la cama de un faquir.
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