Final Fantasy VI es uno de los mejores juegos de la saga, si no el mejor; pero jugárselo en 2016 es una pequeña tocada de huevos: no se ha recuperado muy bien, que digamos, ni en Steam ni para móviles (su estilo gráfico me hace daño físico) y encontrarlo en GBA o Super Nintendo no es fácil ni barato. Para colmo, siempre hay que asumir algún compromiso, al margen de la versión elegida, ya sean los gráficos, la traducción o el sonido. Pero hay una solución, aunque no sea muy legal.
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Temazos ilustres #3x2: Athletic theme + Lost Woods Forest por Koji Kondo
Le doy continuidad a esta sección abierta por nuestro paridor oficial con dos temas importantísimos en mi cotidianidad. Como podéis deducir por el título, están más trilladas que el chiste sobre el perro cuyo nombre era Mistetas; pero me importa tres pimientos. Son temazos y debo ponerlos. Para que no se os haga excesivamente repetitivo, he sustituido las originales por dos de mis versiones favoritas.
Retro Amor: Final Fight
Con el corazón en un puño más que con la cabeza digo que hoy vamos a recordar el mejor juego de hostias callejeras de todos los tiempos. Best of the best. Esto es así. Ya sabéis de qué pie calzo. Las cosas claras y el chocolate espeso. ¿Queréis saber por qué? Pues os iluminaré tras el salto.
¡Viva Las Vegas!
Si existe un género o subgénero gilipollas, éste es el de los videojuegos de azar. Casino Games para los entendidos. Pretender conquistar el factor potra no es una gilipollez, sino una enfermedad conocida como ludopatía (más allá de la pasta, lo que ansía el ludópata es dominar el azar); pero perder el tiempo frente al monitor esperando que te toque una lotería basada en unos algoritmos básicos generados por la CPU es una memez. O al menos así lo veo yo.
Retro Amor: Cannon Fodder
No hay nada comparable al verano. Siempre he tenido claro que es la mejor época del año. Y más en algunas zonas de España. Para mí, claro. No son pocos los que sufren los horrores (o más bien lo que algunos consideran como tales) de Don Lorenzo. A mí sin embargo me gusta pasar calor; ya sea trabajando, desplazándome, follando, charlando en una terraza, relajándome en una piscina o en el Mediterráneo follando, follando o haciendo deporte. Me gusta sobretodo si la alta temperatura viene acompañada de mucha humedad, en plan sofocante (la torridez en plan secarral propia de los lugares lejanos al mar no es lo mismo). Sudar a saco, vestir ligero de ropa, en gayumbos o directamente en bolas y recibir y soportar con una sonrisa en la cara los implacables y dañinos rayos solares (aka hace un sol de cojones de justicia) para después refugiarte en una gloriosa sombra. ¿Y por qué os explico todo esto si en el titular pone Retro Amor? Pues porque, para explicaros mi pasión por Cannon Fodder, antes considero necesario ilustraros la estrecha relación que vinculo entre los videojuegos bélicos de marcado carácter estratégico con la estación estival. Puede que sea una chorrada; pero soy de los que piensan que existen ciertos videojuegos cuya experiencia mejora ostensiblemente si nos viciamos a ellos teniendo en cuenta nuestro entorno con el fin de mejorar la inmersión . En este caso, me gusta encararlos bajo presión ambiental; asándome como un pollo, a 35 grados y con una humedad del 100%. Así me siento como el Capitán Willard remontando el río Nung camino a Camboya, mientras los charlies aguardan agazapados en la jungla; o como el jodido Teniente Coronel Gordon Tall (La delgada línea roja), enviando tropas a una muerte segura con el único propósito de conquistar una remota isla del Pacífico. Ya lo sé, me flipo cacho… pero no veáis qué bien me lo paso.
Retro Amor: Honoo no Doukyuuji: Dodge Danpei
Honoo no Doukyuuji: Dodge Danpei, más conocida en España como «La Bola de Dan», fue una gloriosa serie de animación japonesa de los años noventa en la que un renacuajo con el pelo a lo Vegeta se dedicaba a pegarle pelotazos a la gente, en lo que en mi tierra se conoce como «un mate». Pero de mate nada, el deporte que practicaban estos jóvenes guerreros era «balón prisionero», una brutal modalidad del popular juego infantil en la que hacían falta armaduras para no terminar en urgencias… y en la que para practicar se usaban tirachinas gigantes. Sí, tirachinas gigantes emplazados en valles ocultos.