Ay, la nostalgia pajeril-nocillera. Qué rebonicos eran aquellos juegos en los que nos pasábamos las tardes tras habernos dejado nuestros buenos cuartos en unos cartuchazos del quince. Qué grandiosos fueron todos los Sonic de Mega Drive, sobre todo el que se apellidaba 3D, una obra maestra que nos hizo olvidar para siempre a esa bazofia que iba a llamarse Sonic Xtreme. Sonic 3 & Knuckles, el primer juego de Lego (tutumchasss), aunque no alcanzaba su maestría, también tenía lo suyo.
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