Chris Roberts tenía un sueño: Crear el simulador espacial definitivo. Y teniendo en cuenta sus méritos (saga Wing Commander) creeréis que es el hombre más indicado para lograrlo. Pero este señor es especialista en garruladas financieras, como producir películas de mierda entre las que se incluye The Punisher y una adaptación penosa de su propio juego Wing Commander, dirigida por él mismo. También llevó a la quiebra a su startup Digital Anvil con Freelancer, el Duke Nukem Forever de los simuladores espaciales. Está el Chris Roberts para que le produzca nadie un AAA. Por eso recurrió a Kickstarter, para prescindir de los publishers que le habían dado la espalda y refugiarse en los brazos de los fans. Y no lo ha hecho nada mal.
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