Cualquier deporte desde su nacimiento se encuentra en proceso de constante evolución, el problema es que algunos avanzan a paso de tortuga, negando cambios que se antojan necesarios para la progresión de los mismos. Si bien modalidades como el baloncesto aceptan desde hace unos años la revisión de jugadas mediante vídeos, a la vez que están en constante discusión sobre modificar aspectos como las dimensiones de la pista, otros no pueden decir lo mismo. Al fútbol, por ejemplo, le ha costado horrores aceptar el uso de adelantos tecnológicos, priorizando la polémica y dando pie a la proliferación de ronceritos en los medios de comunicación. Por su parte, un deporte como el béisbol, con buena salud en EEUU, el Caribe y Japón, se torna harto coñazo a ojos del espectador europeo. La solución a esto se encuentra en un juegazo de los 90: Super 2020 Baseball.
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