Cuando lo habitual es que cada mes salga a la venta un aspirante a GOTY, rodeado por un aura de Hype, promoción brutal y notas de prensa, es realmente difícil mirar hacia otro lado y prestar atención a esos títulos que parecen servir únicamente para rellenar las estanterías y las páginas de ofertas a lo MegaModay. Son videojuegos de Serie B que quizás no tienen los gráficos de las últimas novedades, son más sencillos a nivel jugable o argumental o simplemente no tienen una gran campaña de publicidad que respalde su lanzamiento, pero esas cosas no significan que no sean dignos de recibir HAMOR y capaces de darnos alguna que otra sorpresa. Trinity-Souls of Zill O’ll es un claro ejemplo de ello.
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