Llevo unas semanas flagelándome con videojuegos que son una auténtica castaña. Productos que nadie en su sano juicio se compraría a sabiendas de lo que le espera, pero que aún así pago y padezco. ¿Por qué? No lo sé. No comprendo que me mueve de forma involuntaria a jugar a toda esta plétora de mierda humeante y calentita. Es posible que sea mi forma de convencerme de que Duke Nukem Forever, lejos de ser un producto mediocre, es una auténtica obra maestra en comparación. Quién sabe. Mi mente es muy retorcida… En cualquier caso, en esta ocasión le toca el turno a Terminator Salvation, posiblemente la peor basura que he jugado en mi vida.
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