The Last of Us es un juego de opuestos: la decadencia urbana y la naturaleza que crece salvaje, la brutalidad en pos de la supervivencia y la ingenuidad de la niña que hay que salvar, la tensión de tener que acabar un escuadrón de soldados y el morir de un golpe a manos de un chasqueador, la parte que ves y la parte que juegas… Lo único que no tiene un contrapunto es su mensaje, que es tan oscuro como humano: de un modo u otro, todos somos unos egoístas. La diferencia está en los motivos que nos impulsan.
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