Somos tres contra treinta caras verdes. Están vigilando el puente. Tienen varios lanzamisiles y hay uno de esos bastardos de cuatro metros con un hacha. Todavía no nos han visto. Si no elimino a toda la artillería pesada antes de que llegue el grandote estoy muerto. Saco el cañón láser. PUM. Uno muerto. Ya vienen. PUM. Dos. PUM. Mierda. PUM. Tres. Todavía tiene que correr tres metros más para llegar hasta mí. Le disparo con el bólter, pero sigue corriendo como si no los proyectiles de calibre 75 que le estoy metiendo en el cuerpo no le hicieran daño. Está aquí. Saco el hacha de energía. Me zurro con él y con otros cinco orkos que le iban siguiendo. Por fin logro aturdirlo. Suelto el hacha. Le meto las manos en la boca y le arranco la mandíbula. Le revienta la cabeza.
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